Feliciano y Alba, un matrimonio de seis
Si tres son multitud cuando de un matrimonio se habla, seis es un número imposible de encajar en la matemática conyugal. Roto –que no disuelto- el matrimonio de Feliciano López y Alba Carrillo, han salido a la palestra todos los actores de un casamiento coral con final no feliz. Con Alba como narradora principal de los hechos, hemos sabido tras su entrevista el pasado viernes en ‘Deluxe’ que sus suegros, Feliciano y Belén, tuvieron parte muy activa en su matrimonio. Pero no menos que su cuñado, Víctor, para quien la modelo y presentadora tiene calificativos poco agradables en todas sus intervenciones. También su madre, Lucía Pariente, estuvo muy presente en los escasos doce meses que duró su unión con el tenista.
Que los padres de Feliciano López tuvieran llave -y derecho a usarla- de la casa que compartía el tenista con Alba es el origen de muchos de los problemas que ha denunciado la joven en televisión. Visitas sin avisar con irrupción incluida en su dormitorio cuando, en una ocasión, Alba salía de la ducha y se chocó con su suegro buscando una camiseta limpia en el armario de su hijo porque venía de hacer deporte son algunos de los desencuentros expuestos públicamente. Escenas como esa, intenta explicar la modelo, reflejan la invasión que ella sufría en su propia casa, en la que le hacían sentir “un jarrón al que solo faltaba ponerle las flores”, según afirmó en el programa presentado por Jorge Javier Vázquez. Sin embargo, según ha podido saber LOOK, no fueron con su suegro, entrenador de tenis de idéntico nombre que su famoso hijo, los mayores desencuentros. Tanto es así que si de algo le tacha Carrillo en su círculo privado es de no “mojarse” más cuando tocaba.
Alba Carrillo junto a su madre y sus suegros en imagen de archivo / Gtres
Acostumbrados a ayudar y gestionar la vida de un deportista volcado en su raqueta desde la adolescencia, a los López Díaz-Guerra les costó encajar la entrada de la nueva señora de la casa en sus vidas. Eso es lo que siente Alba, pero desde el otro lado la percepción es la contraria. La madre de Feliciano, Belén, enfermera de profesión, siente que se volcó en apoyar a la mujer de su hijo –como suegra y como profesional cuando pudo hacerlo- y, también, a la madre de esta, Lucía, que fue operada el 29 de abril cuando al matrimonio le quedaban poco más de 48 horas de vida. De hecho, el 2 de mayo, la pareja rompía definitivamente tras una discusión en la casa que compartían. Tampoco ese día estaban solos. Fuera del dormitorio en el que Feli y Alba se hacían los últimos reproches, se encontraba la madre de ella y los padres de él, quienes también tuvieron sus cruces de últimas palabras.
No era la primera vez que tomaban parte activa en la pareja. Cuando se produjeron las fotografías de Feliciano paseando por Miami con una joven morena, también hubo llamadas cruzadas entre los progenitores y el matrimonio. Hoy, del lado de los López, se filtran las quejas por la omnipresencia de la madre de Alba en la casa, quien incluso dormía en la cama del tenista en su ausencia, un hecho que desmiente Carrillo, aunque sí confirma que su madre ayudaba y mucho no solo con el cuidado de su hijo, de seis años, sino con las obras de una casa que les entregaron con numerosos desperfectos.
La modelo charlando junto a su suegro, Feliciano López, en imagen de archivo / Gtres
Caso aparte merece el hermano del tenista, Víctor, quien lleva de forma directa los asuntos financieros de López y muchos otros temas personales que el deportista ha delegado en él y que, en su día, le tocó despachar con Alba.
Intromisión en la pedida de mano aparte -según relató Carrillo en ‘Sálvame Deluxe’, se le coló en su cena romántica de forma inesperada-, Víctor ha llevado las riendas especialmente durante la ruptura del matrimonio, antes de que entrasen en juego los abogados y eso ha hecho que salten chispas entre la modelo y él. De hecho, en el círculo cercano de Alba hay quien piensa que si la disolución del matrimonio la hubieran tratado directamente los protagonistas, no estaríamos hablando de ninguna guerra. Pero lo cierto es que, desde el día que dijo se acabó, Feliciano López no ha vuelto a tener contacto con la que todavía es su mujer. Con ella le quedan aún dos juicios pendientes, el de divorcio y de la disolución de gananciales, y poner el punto final a un matrimonio cuya clausura está a punto de durar más que su año de vida.